jueves, 27 de mayo de 2010

pezca,catamarca

Pesca en Catamarca

Dos posibilidades reúnen en este rincón andino a los pesqueros. Ocho diques y otros tantos lagos artificiales guardan carpas de tamaño suficiente como para tentar al menos aficionado.

La pesca se efectúa casi siempre desde las orillas con caña de fondo o a media profundidad. En la capital, San Fernando del Valle de Catamarca se informa y ofrecen los derroteros para llegar a esos rincones.
Hay otra atracción llena de caracteristicas propias. La pesca de truchas arco iris en los arroyitos de la alta montaña.

Truchas de la puna:
La Puna de Atacama nos recuerda la altura, los salares, el desierto. Volcanes dormidoss con glaciares moribundos en sus laderas nos indican el rumbo, como gigantescos centinelas guardianes del inmenso altiplano. En algunos lugares, milagrosamente, florece la vida. Mil flamencos anidan en lagos salados. En vegas -valles tapizados de vegetación- hallamos patos, guallatas y chorlitos. Pero la sorpresa es Antofagasta de la Sierra.
Este pueblo, cuyo significado es "Casa del Sol" en lengua indígena, es cabecera del departamento homónimo catamarqueño. Esta zona de nuestro país es poco conocida y menos frecuentada. Una de sus característicaas -aparte de ser un oasis en el desierto- es precisamente la posibilidad que ofrece para la práctica de la pesca deportiva de la trucha arco iris.


Río de la Punilla:
Nace en las anfractuosidades de fallas geológicas poco conocidas, alimentado por manantiales y nieves eternas. Su curso es sinuoso, y llamarle río es casi un lujo, pues su anchura rara vez excede de 4m. y su profundidad de dos. Es tributario de la laguna de la Alumbrera, cuenca cerrada que no recibe otra fuente ni tiene desagüe.

Abundantes "champas", colas de zorro, crecen en sus frías aguas. Las truchas arco iris no tienen demasiado trabajo en conseguir su diario alimento, que está compuesto de lombrices e insectos principalmente. Acechan pacientemente entre la vegetación acuática y son muy suspicaces a cualquier ruido anormal o aún a la sombra móvil del pescador.

Dificilmente encontramos ejemplares de más de 2 kg. Se impone, por el tipo de ambiente y el manso discurrir de la corriente del río de laPunilla, utilizar cucharitas voladoras. En muchas ocasiones se deben repetir los lances tres y cuatro veces... hasta que el pez se decida a morder el señuelo, que pasamos tentadoramente delante de su nariz, donde sospechamos que se encuentra esperando.

Si se decide a realizar un viaje por el noroeste, incluya a Antofagasta de la Sierra. Eso sí, no olvide que los caminos suelen ser de ripio o tierra y que es menester informarse de su estado antes de internarse en busca de nuevos horizontes.

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